Opinión

El himno y Johan Cruyff

Ha tenido que salir al corte Johan Cruyff para poner sensatez en la tangana que se ha montado por los pitos que las aficiones de Athletic y Barcelona propinaron al himno español en la final de la Copa del Rey que se celebró en el Camp Nou en presencia de Felipe VI. "Pitar el himno es una falta de respeto. Al que lo hace le falta un tornillo, pero yo pondría también el himno de Bilbao y de Cataluña", dijo. Pongan el 'Eusko Abendaren Ereserkia' y 'Els Segadors' y el razonamiento de Johan Cryff es impecable. Asunto resuelto, ya podemos pasar a los temas verdaderamente importantes. Una gran parte de la peña antepone las personas a las banderas y los himnos, por lo que el conflicto es de decimales.

El derbi baloncestístico del Miño entre COB y Breogán para ascender a la ACB regaló el momento impagable de dos aficiones hermanadas entonando la hermosa letra de 'Os pinos'. La iniciativa de los dos equipos fue hermosa y nadie se sorprendió de que no hubiese sonado también el himno español. 

Quizá el momento más sentimental del deporte gallego sucedió cuando la selección de fútbol volvió a jugar un partido internacional el 29 de diciembre de 2005 contra Uruguay en San Lázaro. Aquella noche sonó el himno" y por megafonía un animador o 'speaker' bocachancla se le ocurrió cantar "caña, caña, caña, o vindeiro contra España". Se mezcló fútbol con política y la selección siguió jugando mientras el bipartito se mantuvo en el poder. Al llegar Feijóo a la Xunta decidió suspender el partido anual bajo el pretexto de la crisis. Y muchos aficionados se quedaron chafados, como cuando desapareció el Xacobeo de ciclismo, no por el himno, sino porque la promoción del deporte de esta tierra no consiste sólo en concederle a la futbolista Verónica Boquete la Medalla Castelao.

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