Opinión

La inteligente excusa artificial

La faena de aparecer de protagonista en una peli porno sin consentirlo ni rozarse ya es posible por la inteligencia artificial, incluso sin haber deshecho una cama en la vida para copular. Un colega manifestó su preocupación porque “más del 90% de los vídeos falsos hiperrealistas, que se duplican cada seis meses, es pornografía no consentida que se utiliza como arma de violencia machista”, según un reportaje publicado por Raúl Limón en ‘El País’ el 19 de marzo. “Flipo y no se nota si es real o no, el mundo está lleno de cabrones”, sentenció alarmado. El colega tuvo éxito en A Coruña con un garito muy pequeño en el que cabía todo el mundo y se amaba la vida como si no hubiese otro amanecer. Desde la atalaya de la barra presenció escenas irreproducibles incluso en una peli de folleteo hasta que se cansó de aguantar la noche.

La generación EGB tuvimos la potra de atizarle al jarro sin temer a que alguien documentase el desfase. Lo que sucedía de noche quedaba en la noche, hasta que las cámaras de los móviles fastidiaron la juerga sin cancelas. La cautela del tabernero por el asalto a la democracia con el desarrollo de la inteligencia artificial (AI) fue vista como una oportunidad de escaqueo por otro colega que no pudo decir “yo no he sido” cuando su pareja le mostró un vídeo en el que aparecía agarrado a dos poderosas razones en una disco. “Si es hoy, digo que es obra de alguien que ha recurrido a la inteligencia artificial para fastidiarme y pista”, afirmó ayer tras asomarse a un reportaje en ‘El Mundo’ sobre el tema con la advertencia de que pronto “será imposible distinguir verdad y mentira”.

La información se ilustraba con fotos ahora mismo improbables como Pablo Iglesias con Yolanda Díaz de la mano, Iglesias del ganchete de Abascal o Sánchez y Feijóo de cañas. De haber llegado antes la AI, Sánchez podía haber argumentado que la sobrada de las fotos del Falcon a lo ‘Top Gun’ no eran reales y lo mismo Feijóo con las imágenes con Marcial Dorado, condenado por narcotráfico. El Tito Berni no estuvo fino. Los avances tecnológicos siempre provocan inquietud inicial, pero el que inventó el artificio ya trabaja en la fórmula para facturar por distinguir la mentira. Verdad que pagaremos.

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