Cuando en 1995 murió de frío en un monte la niña autista Eva Lavandeira tras haberse escapado del coche de su padre, una profesora madrileña preguntó escandalizada: "¿Pero cómo dejáis en Galicia ir a los niños solos al monte?" Hubo que explicarle que en la Galicia interior se jugaba en la montaña, en la costera en la playa y los accidentes suceden aunque pongas guardia y semáforo.
Un macroestudio coordinado por el Valedor do Pobo advierte de los riesgos que se enfrentan los adolescentes por el mal uso de internet. Que si contactan con desconocidos, que si sufren acoso, que si airean lo que debería estar tapado...
¿Y qué hacemos? ¿No les dejamos ir a la playa o a la montaña? Cambian las herramientas, pero los problemas continúan siendo los mismos, aunque también es cierto que antes las cosas se hacían a la cara. Hace unos años nos decían: "No hables con desconocidos, no le llames gafotas al compañero, no te burles del gordo, cuidado con ver pornografía que te quedas ciego..." Pues ahora los consejos son parecidos sólo que hay que aplicarlos en esa gran plaza pública que es internet.
Un colega, padre concienzudo, no le permitió tocar un 'trebelliño' tecnológico a su hijo hasta que llegó al colegio. Resultó que su analfabetismo informático era brutal respecto al de los otros alumnos.
Está bien hacer estudios y hay que tener en cuenta las advertencias, pero, como siempre, el futuro de un rapaz dependerá de la educación que reciba y a veces ni eso. Cuando antes nos demos cuenta de que los hijos son del mundo más cerca estaremos de que no se extravíen por el monte o se ahoguen en la playa.
