Opinión

¿Un jardinero de ministro?

Alguno de los corifeos de Alberto Núñez Feijóo argumentaba hace unos días que el presidente gallego tenía que esperar a que Mariano Rajoy nombrase a su Gobierno para componer el suyo por si le birlaba alguna pieza. Como lo leen. Quizá les produzca el mismo asombro que a los que tomaron nota de un comentario que quizá podría tener un pase con varias botellas de vino en el buche. 

"Estos viven en otro mundo", sentenció más tarde un periodista con olfato para discernir entre deseo y realidad. "Siendo gallegos el presidente del Gobierno, la presidenta del Congreso y el portavoz del PP en el Senado, ¿quién puede pensar que Rajoy podría pescar ministros en la Xunta? Anda que no tendrá también compromisos en otras comunidades", añadió una semana antes de que Feijóo utilizase ayer palabras parecidas cuando le preguntaron por la quiniela ministerial. Otro asunto es la solidez de los componentes del Ejecutivo gallego, pero ya se sabe que el mayor mérito para ser ministro es estar en el sitio adecuado. 

Con la composición del Gobierno –quizá cuando lea esta opinión ya sea pública– sucede como los fichajes de futbolistas en verano. Si disparas a todos los que destacan, hay muchas probabilidades de acertar con alguno. Se ha dicho que Pilar Rojo, diputada y expresidenta del Parlamento gallego, podría estar sentada en el próximo Consejo de Ministros. Ayer mismo Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta en funciones, tuvo que negar la llamada de su amigo Mariano para llevar una cartera. 

Puestos a elucubrar, y con las cautelas debidas, el colega de Rajoy que más papeletas podría tener es Arsenio Fernández de Mesa, actual director general de la Guardia Civil y exdelegado del Gobierno en Galicia cuando sucedió la catástrofe del 'Prestige'. Funcionario con plaza de auxiliar de jardinería en la Junta del Puerto de Ferrol, en donde su padre era ingeniero, ha conseguido que se le cuadre la Guardia Civil. 

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