Opinión

La gaita suiza

Los campos más complicados para jugar en un periódico son Economía y Deportes. Los asiduos de estas  secciones no necesitan tirar de Big Data para detectar una imprecisión. Un abogado coruñés se agarró un mosqueo de querella porque en la narración del Francia-Suiza que acabó con la campeona del mundo regresando a París en octavos no mencionaron que Schar había militado en el Dépor. Tampoco comentaron que en la selección suiza corre más sangre gallega que en  la española: el padre de Ricardo Rodríguez es de Crecente (Pontevedra), la madre de Loris Benito nació en Arteixo (A Coruña). El primero es del Celta, el segundo del Dépor. 

La conviviente no se lo creyó hasta que estos días se publicaron reportajes sobre una singularidad que en esta esquina del Estado se ve con naturalidad.  En muchos pueblos de la Costa da Morte los chavales vistieron antes la camiseta de Suiza que la de España porque pocas casas se libraron de la emigración que comenzó en los años 60 del pasado siglo. Si más de 40.000 gallegos residen en Suiza, “malo será” que alguno no le pegue decente a la pelota, aunque sin llegar al nivel de Luis Suárez, el único Balón de Oro del fútbol español, y campeón de la Eurocopa de 1964 gracias al inolvidable gol del ferrolano Marcelino al ruso Yashin, la araña negra. 

El cineasta vigués que no quiere salir en los créditos ha pasado de fotograma para dejar de añorar a Iago Aspas, se salta dos escenas y ya ve a España en la final de Wembley contra Inglaterra. Rubén, el leído comerciante coruñés, manifestó ayer su preocupación porque en Marca contaban que en el Mundial Sub 17 de Nigeria en 2009 Suiza levantó el título y España quedó tercera. En el combo helvético estaba Xhaka –hoy se lo pierde por sanción– Seferovic o el gallego Rodríguez. Morata y Sarabia formaban la delantera española y Koke llevaba la manija. “Pero me aventuro, ganamos 1-4”. Antonio de Miguel centró el título “España, capricho del autor” tras el segundo empate en la fase de grupos y ahora avisa de la trampa suiza, a la que ve campeona, aunque mantiene el cava a temperatura para descorchar con júbilo por la Roja de Luis Enrique. 

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