Opinión

La joroba electoral

Abel Caballero se le fundió el inesperado rapto de responsabilidad energética por el que decidió adelantar una semana el apagado del alumbrado navideño de Vigo con la primera protesta de los hoteleros. Los establecimientos le advirtieron de que cuentan con centenares de reservas para presenciar los últimos destellos el fin de semana del 14 y 15 de enero, como sucedió en años anteriores, y el argumento cayó como la plomada. Caballero echó cuentas. Las quejas de unos centenares de vecinos por el ruido o los atascos para que el personal se deslumbre por Vigo rascan menos que la petición de un sector que representa a 30.000 trabajadores directos en la ciudad. Tanto la reclamación como la respuesta es razonable en esta ocasión más allá del motivo electoral, sobre todo si la ciudad lleva desde noviembre dando gas al alumbrado como si se tratase de la última fiesta.

Las elecciones no las gana el que sale desde la oposición, las palma el que parte desde el gobierno. Ningún alcalde quiere estropear el día en el que los niños son más reyes que el resto del año y menos a seis meses de que los padres pongan su carta en las urnas con un deseo que dura cuatro años. Las cabalgatas de Reyes vuelven a la normalidad, aunque es difícil acompañar esta consideración de dromedarios asustados o camellos desnortados para completar el atrezo. Que el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, mantenga la apuesta por los dromedarios suena a empeño del personaje. La Fundación Franz Weber manifestó en cambio su “sorpresa” por el compromiso que manifiesta una parte del gobiermo local de Moaña, donde la alcaldesa es del BNG, con la protección animal y al mismo tiempo organice una cabalgata con camellos reales contratados a una empresa de Valladolid para castigarlos con “un intenso ruido ambiental y música ensordecedora”.

Los días de fiesta han remansado el griterío político. Un regalo para el tímpano humano. Feijóo entraba ayer al mediodía en su casa de A Coruña tras hacer unas compras, según sugería la bolsa, y Sánchez reapareció en el velatorio de Nicolás Redondo, histórico líder de UGT. Es la calma que precede a la tormenta. Se anuncian doce meses de joroba electoral y todos han pedido gobernar.

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