Opinión

El lujo de vivir al ralentí

Si se atiende sólo a la cifra de 8.427 positivos registrados en la última jornada en Galicia –5.300 más que el día anterior y el doble que hace una semana–, el personal parece empeñado en contagiarse de covid, pero sólo intenta vivir aunque sea al ralentí. La ocupación hospitalaria aumentó en 30 pacientes. De los 541 ingresados, 53 permanecen en las UCI gallegas. Es el dato al que hay que agarrarse para que no decaiga la confianza en las vacunas hasta que todas la franjas de edad estén inmunizadas.

Una fisioterapeuta del hospital de León, donde llegó a haber 43 de las 44 camas de críticos ocupadas la semana pasada, respiraba el jueves aliviada. Contó que la esperanza había regresado a los sanitarios del servicio de urgencias porque los pacientes vacunados abandonan los cuidados intensivos a los pocos días cuando antes tenían que mantener a los enfermos hasta cinco meses boca abajo. La peña que no se ha vacunado y tropieza con la variante delta boquea con una traqueotomía para recuperarse. Que toque una variante u otra también es cuestión de suerte como la lotería, pero sin vacuna, desprecio a la mascarilla y alegre contacto social la probabilidad de caer pisa una pastilla de jabón.
Las llamadas de los colegas traen noticias de nuevos positivos y altas sin graves secuelas. El tanteo se recibe con interés por la salud de gente querida y la tranquilidad que permite el inflexible aislamiento social desde que comenzó la pandemia. Entre el día 11 de enero y el 13 fallecieron en Galicia 7 personas diagnosticadas por coronavirus. El más joven de los finados tenía 72 años, la mayor 94 y todos presentaban patologías previas, pero la edad no justifica la masacre que está sufriendo una generación.

En A Coruña el personal ocupó ayer los arenales para ponerse boca arriba por un sol inusual en enero. Hubo quien decidió seguir el ritual de los asiduos al baño diario en el Atlántico que protege contra resfriados, según aseguran. Después desfiló un buen puñado de gente hasta la rampa de la playa del Matadero para disfrutar de puesta de sol con birra como se ve en las postales de Ibiza. Todos con mascarilla en la celebración del lujo de vivir, como saben los que han recibido el alta.

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