Opinión

La mili de Leonor y la apuesta de Albor

El rey Felipe VI se esforzaba en distanciarse de las andanzas de su padre por las regalías del trono, la consideración pública del emérito entraba en barrena amenazando con arramblar la institución y Gerardo Fernández Albor, en cambio, auguraba un futuro “estupendo” para la monarquía. Era julio de 2017, dos meses antes de que el presidente de la Xunta entre 1982 y 1987 se convirtiese en un coqueto centenario con el esqueleto desgastado pero la cabeza en forma, o al menos eso parecía hasta que surgió la pregunta sobre el futuro de la monarquía durante una entrevista al hilo de esa vida que se asomaba a los tres dígitos y el pretexto de la celebración del 25 de julio en Galicia.

Albor apreció sorpresa en su interlocutor ante el vaticinio que acababa de verbalizar. “Me parece que no eres muy monárquico”, bromeó en serio. Escuchó con interés, o puso cara de  interesarle, las razones de la indiferencia. A inicio de los años 90, el maestro uruguayo Héctor Borrat preguntó durante una clase de Redacción Periodística en la Universidad Pontificia de Salamanca cuántos de los futuros informadores que en ese momento aporreaban la máquina de escribir no defendían la monarquía en una época en la que nadie discutía que Juan Carlos I matase a un elefante cojo, sobre todo porque se tapaban sus cacerías variopintas. “La monarquía es una forma de institucionalizar la desigualdad”, escuchó Borrat de uno de los contados alumnos que levantaron la mano. “Tenés razón, el rey no es más que un francés que le habla al perro en inglés”, resumió el maestro de periodistas tras la prospección.

Albor se rio con la anécdota antes de fundamentar su diagnóstico y despejar las dudas sobre su añosa lucidez: “Me has preguntado por el futuro y veo muy bien a la monarquía porque Felipe y Letizia han tenido hijas. Una reina es mucho más querida”. Chasco republicano, también suelen ser longevas. Durante el anuncio de la formación militar de la princesa Leonor que comienza este año en Zaragoza y pasará un curso en la Escuela Naval de Marín, la ministra de Defensa, Margarita Robles, se felicitó ayer porque el mando supremo de las fuerzas armadas estará en su día en manos de una mujer. La apuesta de Albor parece real como la mili de Leonor.

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