Opinión

En las municipales, a sacho

Llama un colega con la sana intención de regalar con voz grave una noticia de peso. Resulta que la cúpula de Ciudadanos en una de las ciudades gordas de Galicia anda a palos y está a punto de saltar en trizas. "Si vas ahora al hotel, los coges en el lío", anima con entusiasmo. Ante un aviso de esas características hay dos opciones: salir pitando o enterarte bien de qué va el asunto para no perder el viaje.
 ¿Cuántos son? "Muchos, nueve o diez". ¿Y quiénes son? El tirón de los nombres no acompaña a las buenas intenciones que se les pueden presuponer para enfangarse en el barro político. La peña o es muy cándida o está fatal. Para rascar en unas municipales hace falta algo más que unas siglas sin arrugas y la corriente a favor de un líder reconocible y bien valorado. Uno de los que estaba en el cotarro ni siquiera vive en la ciudad que pretende representar. Definitivamente el futuro de esa alcaldía no se discutía en esa mesa, a no ser que se juegue por dos centenares de papeletas.


Para conseguir un voto antes hay que sachar mucho. En A Coruña, el presidente del Dépor y candidato del PP, Augusto César Lendoiro, trabajaba el voto de barra en barra y de bar en bar. Pero no consiguió arrebatar a Francisco Vázquez la alcaldía ni con los éxitos del Dépor y del Liceo de hockey patines ni con su pasado en la cantera del fútbol coruñés. La perseverancia tuvo la recompensa de la presidencia de la Diputación, pero el PP no fue capaz de asaltar María Pita, curiosamente, hasta que en el PSOE murió el concejal de Fiestas, Juan Manuel Iglesias Mato, el mítico 'Palau'.


En las municipales cuenta hasta un mechero. Jesús era de los que siempre votaba a Manuel Fraga, Aznar y al PP, por ese orden. Durante una campaña, el candidato popular no se dignó a pasar por su casa. Dio su voto por descontado. El que encabezaba la lista socialista le fue a llevar un mechero y una gorra de propaganda a pesar de que era consciente de que no pisaba terreno favorable.
"Sabes que no te voy a votar", le espetó Jesús al abrirle la puerta. "Pero encenderás la cocina y te cubrirás la cabeza alguna vez", respondió el candidato. El domingo, después de misa, el voto de Jesús fue distinto por primera vez. Es mejor el sacho que el paracaídas.

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