Opinión

Negacionistas y antivacunas, no

Repican como un estribillo los disturbios en todo el Estado por la defensa de la libertad de expresión encarnada en el rapero Pablo Hasel, niño malo de casa buena, enchironado por la acumulación de condenas; unas cuestionables por enaltecimiento del terrorismo o por calumnias y injurias contra la Corona, otras, en sentencia no firme, por intentar poner en práctica el refrán "la letra con sangre entra" con un periodista de TV3 y un testigo en un juicio contra un agente de la Guardia Urbana de Lleida. Con el ataque a la sede de 'El Periódico de Catalunya' durante la movilización de Barcelona no hacen falta más preguntas. Los supuestos defensores de la libertad de expresión están a la altura del mártir que los inspira, pero cada generación elige a sus referentes. El arrebato de juvenil rebeldía puede arrastrar a Podemos si persiste en los circunloquios para evitar condenar públicamente la violencia con tal de no descontentar a sus posibles votantes. 

La chaladura es pandémica, puede vestir uniforme y no se pasa al dejar atrás la adolescencia. Hoy en las calles de Santiago se anuncia otra voladura por el enfrentamiento entre negacionistas y antivacunas llegados de todo el Estado con estudiantes antifascistas que pretenden chafar la manifestación convocada por asociaciones como "Policías por la libertad", "Médicos por la verdad" o el colectivo "Humanos conscientes y libres" contra la reforma sanitaria impulsada por Alberto Núñez Feijóo y a la que han apodado "ley Auschwitz" por la obligación de vacunarse para detener la pandemia de covid.

La contramanifestación de Estudantes Antifascistas y el Comité Antifascista de Compostela, colectivos que protagonizan los actos en defensa del rapero Pablo Hasel y de poder opinar sin barrotes, se argumenta como respuesta a "fascistas disfrazados de defensa de libertades". Es un sinsentido del tamaño de la postura negacionista de la pandemia. Muchos de los que rechazan la eficacia de las vacunas no habrán tenido reparo en ponerse y pagar de su bolsillo las que se administran para poder viajar a la India o a destinos exóticos en el continente africano. Los negacionistas y los antivacunas también tienen derecho a expresarse pero no tienen razón al negar la ciencia. 

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