Opinión

Noche de pub, pero en Italia

Lo primero que se aprende al entrar en un estadio es que hay que ir con uno de los dos equipos. También sucede cuando te sientas delante de la tele a ver la final de la Eurocopa aunque no juegue tu selección. En el fútbol no es equidistante ni el árbitro. “¿Con quién voy a ir? Con Italia, sólo faltaba que quisiera que ganasen los ingleses?”, respondió la conviviente cuando la pelota comenzaba a rodar en Wembley. El criterio es más pasional que deportivo, pero también cuenta. La flema británica se diluye como un cubito de hielo nada más pisa una localidad de vacaciones como Benidorm. Hay resacas que no olvidan los demás.

A Inglaterra le hicieron un torneo a su medida, con seis de los siete partidos disputados en Wembley. Al personal le suele chirriar piscinazos como el de Sterling que acaban sin razón reglamentaria en el penalti que situó a los inventores del juego en la final, como si no se quisiese contradecir el “it´s coming home (está llegando a casa)” que cantaba la afición de los Three Lions para espantar los chascos encadenados desde su Mundial en 1966. Con Italia también iban el cineasta vigués que no quiere salir en los créditos y el leído comerciante coruñés que avisó de la pinta de campeona en la fase de grupos. Sucede cuando te acuchillan con el cariño de un hermano en vez de romperte la tocha. 

Se enfrentaban un muro contra una pared, una promesa de prórroga sin goles y solución en la tanda de penaltis. Pero en el minuto dos Harry Kane armó la contra tras un córner, Trippier centró al segundo palo y Shaw firmó una obra maestra. De lateral a lateral. Italia perseguía la el balón como le sucedió contra  España. El equipo de Southgate pasó un primer tiempo con bastante placidez, dejando correr el cronómetro parapetado con tres centrales y una maraña de piernas en el centro del campo. 

Mancini cambió el guión tras el descanso e Italia se hizo con la pelota hasta un porcentaje aplastante. Primero avisó Chiesa a Pickford y después Bonucci remachó en el área pequeña un centro de córner despistado. Inglaterra a la contra e Italia de córner, el fútbol al revés. La Eurocopa de las ocho prórrogas se decidió en los penaltis. Fue noche de pub, pero en Italia.. 

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