Opinión

De "Objetivo 92" a París detrás del inalcanzable Kipchoge

La imperial cadencia de Eliud Kipchoge por las calles de Sapporo y su dominio de caudillo en un maratón agónico por la humedad y las altas temperaturas recuperó el recuerdo de un niño que quería convertirse en maratoniano por la victoria del portugués Carlos Lopes en Los Ángeles 84. En este rincón del Estado el éxito del vecino es del hermano, los dos atletas españoles (Traspaderne y De la Parte) no habían finalizado la prueba y el bronce en 1.500 metros de José Manuel Abascal parecía un éxito menor al no disponer de medida para ponderar la dificultad de la distancia reina del mediofondo. 

El 17 de octubre de 1986 el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, anunció que la organización de los Juegos de 1992 le correspondía "a la ville de Barcelona". TVE contribuyó al impulso del mayor evento deportivo con el programa 'Objetivo 92' para enganchar a la chavalada. El país organizador no podía quedarse estancado en cinco medallas (un oro, dos platas y un bronce). En Seúl 88 la cosecha fue incluso menor (un oro, una plata y dos bronces). El Plan ADO propició un salto que llega hasta las 17 medallas de Tokio. Galicia participó con siete deportistas en seis metales –Teresa Portela ( K1 200), Iván Villar (fútbol), Rodrigo Germade y Carlos Arévalo (K4 500), Ana Peleteiro (triple salto), Nicolás Rodríguez (vela 470) y Rodrigo Corrales (balonmano)– e hizo que el planeta se girase hacia Cangas: cuatro medallistas en Tokio, a los que hay que sumar a David Cal y Carlos Pérez en un municipio de 27.000 habitantes. 

En las promociones de 'Objetivo 92' se pedía a los futuros deportistas que detallasen en una carta su prueba preferida con el gancho de un chándal. Durante cuatro años se emitieron competiciones entre autonomías. Parte de la generación EGB estuvo en alguna preselección, sobre todo en fútbol. La esperanza catapultó las ganas de hacer deporte. El responsable de las cartas tuvo que flipar con la caligrafía de un niño de once años garantizando que a los 18 le sobraría aliento para imponerse en el maratón como Carlos Lopes, sin tener en cuenta que el portugués lo había hecho con 37 años. Su registro de 2h 09m 21s resistió como plusmarca olímpica hasta Pekín 2008.

Con unas condiciones de temperatura y humedad similares a Los Ángeles, el keniano Kipchoge se adentra en el olimpo de los mitos del maratón al ganar en Tokio su segundo oro consecutivo, como habían hecho el etíope de los pies descalzos Abebe Bikila (1960 y 1964) y el alemán del Este Waldemar Cierpinski (1976 y 1980). Es el actual plusmarquista (2h 01m 39s), el único atleta que ha recorrido los 42 kilómetros y 195 metros en menos de dos horas (1h 59m 40s), aunque el registro no es oficial, y en Sapporo no estaba el etíope Bekele, a solo dos segundos del récord, por discrepancias con su federación. En el kilómetro 30 se fue en solitario hacia la gloria (2h 08m 38s). Por detrás, Ayad Lamdassem, nacionalizado español gracias a que en una carrera en Santiago decidió abandonar la selección marroquí, mantuvo la ilusión de medalla hasta el último kilómetro. A sus 39 años acabó quinto, a un minuto y 38 segundos de Kipchoge y a 16 segundos del bronce con la felicidad venciendo al sufrimiento. Después llegaron Dani Mateo (21) y Javier Guerra (33). Puede que la épica del maratón haya prendido en algún niño el sueño de que París bien vale una carrera. La marcha de Messi del Barcelona entre lágrimas interrumpió la programación antes de la ceremonia de clausura. Para salir corriendo.

Te puede interesar