Opinión

Otra ronda, paga Galicia

Venimos de una crisis por una borrachera de gasto público y algunos ya quieren irse de copas a celebrarlo", argumentó el ministro Cristóbal Montoro para desacreditar a las formaciones que le reclamaron una mayor inversión pública durante el debate de enmiendas a la totalidad de las cuentas presentadas por el Gobierno central. 

Al ministro de Hacienda y Función Pública sólo le faltó mencionar esos lupanares que tan bien conocen algunos de los perpetradores de las tarjetas black de Bankia, para coronarse en el resbalón, como le sucedió al presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, cuando el rotativo alemán 'Frankfurter Allgemein Zeitung' le preguntó por la solidaridad de los socios de la UE durante la crisis del euro: "Atribuyo a la solidaridad una importancia excepcional como socialdemócrata, pero el que la solicita también tiene obligaciones. Yo no puedo gastarme todo el dinero en copas y mujeres y pedirte luego que me ayudes". El PP solicitó en Bruselas la dimisión de Jeroen Dijsselbloem por unas declaraciones cargadas de prejuicios, pero en el Congreso aplaudió la ocurrencia de su ministro más locuaz. 

La política es estrábica. Sólo así se puede comprender que los populares gallegos aplaudan el acuerdo entre el Gobierno de Rajoy y el PNV para que Euskadi recupere 1.400 millones de los 1.600 que reclamaba por las diferencias de criterio con el cupo de los últimos diez años a cambio del apoyo de las cuentas. El secretario general del PPdeG, Miguel Tellado, proclama que el pacto "beneficia a Galicia y a toda España", pero el economista y diputado socialista Xoaquín Fernández Leiceaga avisa de que "los territorios con menor renta, como Galicia, pagarán la mejora negociada". Una más.

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