Opinión

Otra vez muy creciditos

La manopla de un portero marca la distancia entre la decepción y la euforia. Dubravka respondió con mano firme a un tempranero e inesperado penalti que lanzó Morata con aroma a tragedia. Minutos después el portero eslovaco palmeó a la red un lanzamiento de Sarabia despedido por el larguero como una moneda al aire. A España le salió esta vez cara porque los cambios dispuestos por Luis Enrique contra Eslovaquia aportaron picante al equipo. Busquets mejora las prestaciones de Rodri, Azpilicueta sí es lateral –poco se le puede reprochar de los desastres anteriores a Llorente– y Sarabia firmó con un tanto una tarde redonda como una  metáfora. Hasta marcó Laporte de cabeza para olvidarse del polaco Lewandowski  y Ferrán Torres de tacón. España cerró la fase de grupos y la clasificación a octavos con una mano que parecía de despedida y ahora representa la mayor goleada de la selección en la Eurocopa.   

“A España cuando le juegas de tú a tú te saca los colores. No tenemos techo”, proclamó el exdelantero Albert Luque con el traje de adjunto a la presidencia de la Federación cuando le preguntaron por la Croacia de Modric, que espera el lunes en Copenhague para dirimir los octavos. Luque militaba en aquel Dépor levantado por Augusto César Lendoiro que cayó en semifinales de la Champios en Riazor contra el Porto de Mourinho tras haber empatado en la ida a cero goles. “Os veo muy creciditos”, apuntó el día antes el entrenador portugués y acertó en el diagnóstico.  

Eslovaquia amagó presión pero se descosió con el primer tanto. La goleada espolea la confianza de una generación de futbolistas alistados antes de tiempo para disputar el trono del fútbol europeo. “A la afición hay que darle en vez de pedirle”. Fue de lo más sensato que se dijo estos días en la concentración. Incluso el cineasta vigués que no quiere salir en los créditos parece enganchado después del partido “de solteros contra casados si lo comparamos con el Portugal- Francia”. España se ha clasificado de segunda y jugando en La Cartuja en uno de los grupos más flacos. Esta vez hay que hacer caso a Luis Enrique: 
“El halago debilita”.    

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