Opinión

Paciencia en la dieta

La cabeza pide pachanga de fútbol los jueves, la rodilla una actividad considerada con el desgaste de una mano de décadas. El cuentakilómetros resulta a veces más fiable que el estado de la chapa, pero se le suele hacer más caso a la apariencia de la carrocería que a la carraspera del motor o al ruidito en el chasis. Las decisiones por mala cabeza o por no gestionar las ganas irrefrenables –hay mujeres y hombres que sienten la felicidad plena en un campo de fútbol– suelen necesitar después el apoyo de un bastón durante días o semanas para pisar la calle. Un palo.

En unas horas pasas de intentar correr la banda con careto de velocidad a competir con un octogenario por llegar antes a la otra acera. Al cruzar meta, de segundo, cae un bocinazo mordisqueando el tobillo por un conductor con prisa que ha tendido que levantar el pie del acelerador. Refresca que no conviene caminar enchufado a los cascos con la radio de fondo. En ese momento un experto en setas explica que una de las razones de las numerosas intoxicaciones que se registran todos los años obedece a la falta de paciencia. El aficionado a recoger hongos tiene prisa por llevarse del monte todo lo que pueda, incluso más de lo que va a comer sin que se le estropee. También hay impaciencia por servir el producto recolectado en el plato sin consultar con un experto y a veces ni con una guía de variedades comestibles. “Dale lumbre, que yo controlo”, habrán dicho o pensado los que acaban en el hospital o en el cajón.

La reflexión sobre la paciencia como percutor de vida llevó  a que Galicia, sobre todo Ourense y sus mujeres, siempre aparece en las primeras posiciones en las clasificaciones de longevidad mundial. Puede deberse a la dieta atlántica con frutas, hortalizas, cereales, legumbres, lácteos, pescados, mariscos y buenas carnes, que ayer ensalzó el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, en la clausura del Salón Xantar en Ourense; o al licor café, “nuestro grial, el elixir de juventud para que aquí todo se eternice”, según comentó hace unos días el compañero Antonio Nespereira en su imprescindible Clave del Día para salir bien desayunado. Con un buen puñado de paciencia en la dieta diaria se puede estirar la vida hasta donde no rompe.

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