Opinión

Los peluqueros recomiendan nuevo peinado

Mientras el presidente de la patronal gallega y el presidente de la Xunta se prodigaban en regalarse halagos de consumo interno y en alertar de peligros por un escenario político distinto, en Santiago cuatro centenares de peluqueros se manifestaban para pedir que el IVA de su actividad vuelva a ser reducido. Los políticos deberían revisar sus agendas si no quieren perder el chollo. Sólo hablan para unos pocos y los que acaban de llegar ya envían señales de que es posible un entendimiento con el poder financiero si se sabe ceder y ser justo. La reunión entre la rojísima Manuela Carmena, futura alcaldesa de Madrid, y el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, para abordar un asunto como los desahucios saldó las fricciones dialécticas.

La candidata de Ahora Madrid alabó el "gran afán de escucha y de entendimiento" del banquero, quizá alucinado porque en el programa aparece que no va a haber cazo y no se aprecian intenciones ocultas, al menos de momento. Los grandes inversores también tuvieron su guiño.
Fernández Alvariño y Núñez Feijóo son asiduos protagonistas de este tipo de conferencias o desayunos en los que gente bien relacionada acude a escuchar la chapa de siempre más por compromiso que por posibilidades reales de negocio. El interés es el mismo que en una homilía. Somos pocos y ya nos conocemos. La asistencia a este tipo de saraos es por rigurosa invitación. Entre unos cuantos 'persoeiros' bien seleccionados predican sus cosas en vez de abrir el teatro. No suelen acudir a otro tipo de foros en los que cualquiera puede contemplar la función e incluso hacer preguntas.


Mientras Alvariño y Feijóo siguen con el discurso de la incertidumbre, más de 400 peluqueros se encomendaron hasta al Apóstol para que los libre de una carga impositiva que ha propiciado 14.000 cierres en el sector en todo el Estado, según sus cálculos. Cuatro centenares de peluqueros mosqueados son agentes electorales terribles. El púlpito ha perdido la capacidad de inclinación del voto, pero una peluquero maldiciendo tus políticas mientras corta y marca es como la gota malaya. En las peluquerías ahora se habla más de economía y de política que del 'cuore'. Y se está recomendando un nuevo peinado.

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