Opinión

Poco en común

El personal ha bajado el puño o se ha desenchufado de la política. Antes de las elecciones gallegas de octubre 2012, Alberto Núñez Feijóo las pasó canutas porque no podía pisar calle sin soportar las pancartas de preferentistas, emigrantes retornados, médicos, docentes, funcionarios mosqueados por el tajo en la paga extra... Galicia parecía vivir en una continua protesta –este chófer de anécdotas todavía está esperando a que la Delegación del Gobierno que dirigía Samuel Juárez le facilite los datos del número de manifestaciones de ese año–, pero el mosqueo acabó en frustración al consolidar Feijóo su mayoría absoluta con dos diputados más en la Cámara gallega.

Siguiendo el viento a favor por la frescura inicial de Pablo Iglesias, curtido en aquella campaña de 2012 en la que resurgió Beiras con AGE y el BNG comenzó a cojear, la "gente del común" consiguió en unos meses hacerse con las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. El experimento se consolidó en las generales al ir Podemos, Anova, Esquerda Unida y las diferentes confluencias todos En Marea a las urnas. Seis diputados consiguieron en diciembre, quedándose en cinco en la segunda vuelta de Rajoy. En las últimas autonómicas el proyecto del partido instrumental continuó creciendo al desplazar al PSOE como segunda fuerza política en O Hórreo en número de votos, a pesar de que Luís Villares cambió en un mes la toga de magistrado por el traje de candidato. Pero Feijóo consiguió ser tres veces absoluto después de tropezar en los comicios locales. Un caso único. 

En Marea eligió a su Consello das Mareas el pasado fin de semana y sólo participaron 1.565 personas de las 1.903 inscritas. Hasta a Xulio Ferreiro, alcalde de A Coruña, le sorprendió el desinterés. Martiño Noriega, regidor Compostelano, criticó que se haya discutido mucho sobre si Villares asume la portavocía o se manifiestan coralmente, pero quizá no haya misterios. En la elección de Ana Pontón como portavoz nacional del BNG votaron 1.386 militantes, en la de Gómez Besteiro como secretario xeral del PSdeG, 7.010. Pero eso sucedió en 2013, antes de que los socialistas entrasen en barrena. En el PP gallego hay 100.000 incondicionales con un objetivo en común.

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