La madre de Jandrito anda estos días atribulada. Incluso ayer le preguntó si ya habían salido las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la intención de voto. "Salen el martes, ¿pero desde cuándo te interesan a ti las encuestas del CIS?", se interesó el hijo cuando consiguió salir del pasmo. "La corrupción no la soporto, pero si ganan los de Pablo Iglesias como dicen podemos perder la casa y la finca".
La medrosa reflexión propició una risotada en la mesa. "Anda, no te preocupes, que es más probable que te quedes sin casa como sigan gobernando los de ahora", intentó tranquilizarla sin demasiado éxito Jandrito. Tuvo que darle la razón el hijo mayor para espantar sus temores. "Si lo dices tú, que eres empresario...".
Los sondeos demoscópicos señalan que la ciudadanía, sea empresario, parado, trabajador o pensionista, reclama un cambio de modelo del que pasan los que pisan moqueta. "Hemos hecho todo lo posible contra la corrupción", destacó María Dolores de Cospedal después de la reunión semanal de la dirección del PP. Pues las medidas no han funcionado, chica. La agenda de contactos de los políticos se va quedando vacía al intentar hacer desaparecer la relación con amistades comprometidas. La lideresa popular acusa de "cobardes anónimos" a los que piden sabanear el partido para evitar el sopapo electoral por el rechazo de una militancia hastiada.
El presidente Feijóo, uno de los que sitúan para patronear la renovación a pesar de que alguna amistad también empaña su currículo, apela directamente a los temerosos ante lo desconocido: "Lo peor que le puede ocurrir a un país que todavía no salió de la crisis es quedar en manos de personas que no conocemos y de ideologías que no se concretan". Pero la peña ya no traga, aunque haya algo de verdad, precisamente porque conocen demasiado bien a los que están ahora. Y los sufren.
