Opinión

Reina la mascarilla

M ás de 1.500 aficionados del Deportivo tomaron el fin de semana León para asistir el domingo a la apurada victoria contra la Cultural en El Reino. Un periodista ourensano que sigue al equipo coruñés llamó días antes de emprender viaje para elegir un buen sitio para comer, además de ofrecerse a pagar el plato. La invitación fue rechaza por la dieta de pandemia y el consejo se quedó en un escueto “ocupa el sitio que veas libre, en León casi es imposible comer mal”, como sucede en todo el Estado por la variada gastronomía.

El colega quedó algo contrariado con la respuesta. “Al menos tomaremos un café, ¿no?”. Fue no porque llegó con el tiempo justo al partido, pero la cita sería en una terraza y sin necesidad de revisar el fuera de juego en el VAR. La tarde del sábado otro compañero periodista envió un mensaje anunciando su visita: “Ando por León, por si coincides”. No se sorprendió con la contestación: “No entro en un garito de noche ni hasta atrás de mollejas y menos con 1.500 coruñeses desatados por el Cid y el Húmedo”. La negativa no es porque los coruñeses o los aficionados del Dépor hagamos más el becerro, sino porque las posibilidades de abrazos por reencuentros inesperados se disparan como los contagios por la variante ómicrom.

Sugirió un paseo el domingo y un café al aire libre, idea que agradeció su pareja, que es médica y no la mujer del médico como aparece en una acepción en desuso del diccionario. Con pequeños gestos la vida puede seguir y la hostelería permanecer abierta, aunque el pánico en Europa, con una población más reacia a la vacuna que por estos pagos, influirá en las restricciones que los presidentes autonómicos y el del Gobierno central examinarán mañana.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, propone la obligación de llevar mascarilla incluso al aire libre, según comentó ayer a Pedro Sánchez durante el acto de la llegada del AVE a Ourense. Esta medida es compartida por otros dirigentes autonómicos, aunque el personal está ya concienciado sin que necesidad de regulación. En las gradas del Reino de León todo el mundo llevaba mascarilla y hasta la conviviente, hipocondríaca impenitente, se sintió segura con una docena de gritones adolescentes detrás. Reina la mascarilla.

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