Opinión

El rey en ronda, el emérito de parranda

El emérito ha conseguido que Alfonso Rueda y Ana Pontón tengan razón con dos opiniones distintas sobre el mismo asunto. El regreso de Juan  Carlos a Sanxenxo fue narrado al minuto por los programas de la mañana, abrió telediarios y se encaramó hasta el lugar más destacado de la versión digital de los periódicos mientras el rey Felipe VI reivindicaba sin que le diesen tanta bola “lealtad a la Corona” en un encuentro en Ronda con las cinco maestranzas.

El rey de Ronda ha contado con menos seguimiento que el emérito de parranda. El dato es inobjetable y reafirma el criterio del presidente de la Xunta al saludar su llegada durante un acto en Salvaterra antes del aterrizaje en Vigo: “Si se confirma, como parece, la presencia del rey emérito aquí, desde el punto de vista de posicionamiento de Galicia y de la promoción turística, en cuanto a que se hablará mucho durante estos días de Sanxenxo, de Pontevedra y de Galicia, no es una mala cosa”.

Una campaña con tanto impacto mediático saldría por una pasta al Concello, a la Diputación o a la Xunta, pero se presupone que la persona que ocupó la jefatura del Estado no es el Combo Dominicano ni está para ejercer de estrella del “photocall” como su nieta Victoria Federica en una competición de regatas, a no ser que le vaya el mambo y haga lo que venga en gana sin calibrar el daño que le puede causar a la institución y a su hijo. Con lo fácil que hubiese sido explicar el patrimonio acumulado que no se llevará al cajón, pedir disculpas a los españoles, como hizo con la cacería de elefantes, continuar cobrándose el perdón a cuenta de la Transición y fijar su residencia en Sanxenxo, donde ya pasaba la mayor parte del tiempo, o en Vilardevós para consumir la vejez sin sobresaltos en vez de largarse a Abu Dabi para acabar pastoreando a Froilán.

Un año después de primera visita tras el exilio, el emérito está de regreso y amenaza con ampliar la frecuencia de la molestia. Su presencia incomoda a la Casa Real y al Gobierno, además de provocar dentera entre los republicanos, pero la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, contempla la estancia con aguda perspectiva: “Con cada visita do emérito aumenta a conciencia republicana”, como la del ciudadano que lo recibió con una bandera tricolor. 

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