Opinión

Sea feliz, y a ver más "Luar"

Este chófer de anécdotas no entiende qué carajo hace usted leyendo estas líneas cuando podría estar viendo la Televisión Galega. No pierda el tiempo, enchúfese a la tele y verá que el mundo es mejor o al menos será a la manera del gobernante de turno, sobre  todo desde que gobierna Feijóo, aunque tanto el PSdeG como el BNG intentaron inclinar el canal hacia su corriente con un grado mayor de disimulo.


En este país sólo dos tipos permitieron a los profesionales de los medios públicos trabajar como periodistas y sus nombres pueden provocar pasmo. Uno fue José Luis Rodríguez Zapatero y otro fue Alberto Ruiz Gallardón. El primero consintió que TVE y Radio Nacional fuesen gestionadas con criterios periodísticos y el segundo permitió que la información no fuese secuestrada por criterios partidistas.


Sucedió hace ya unos años, pero aquí, en Galicia, seguimos pensando que tanto la tele como la radio que pagamos todos le pertenece al que llega al poder. Si Alberto Núñez Feijóo se reúne con los directivos de Pemex, pues se retransmite en directo. Si un periodista protesta por las indicaciones informativas, pues se le sitúa entre la impresora y la puerta o se le manda a una parcela tan noble y encomiable como Deportes, donde es difícil romper gran cosa. Y si un tertuliano disiente, pues no se le vuelve a llamar, que para eso el presidente tiene un porrón de asesores que pueden colocar a alguien afín en su sitio.


El director de la CRTVG, Alfonso Sánchez Izquierdo, pasó ayer por el Parlamento y defendió que a los profesionales se les vigile el correo electrónico, además de explicar que la vestimenta debe ser "sobria" y la gesticulación de los profesionales tiene que ser "amable". ¿Amable con el Gobierno, con los partidos de la oposición o con un pueblo que las pasa canutas por la incompetencia de otros mientras sus medios de comunicación públicos les cuentan un mundo irreal?


En la CRTVG hay periodistas de una profesionalidad gigantesca y el problema no son ellos, sino los que los dirigen e impiden hacer su trabajo. Entre los que mandan hay tanto canguelo a perder la silla que se pasan por el forro del pantalón el santo mandamiento del periodismo. Sea feliz, y a ver más "Luar".

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