Opinión

El secretario general y el candidato

Reflexionaba una veterana socialista durante el Congreso del PSdeG que con el actual modelo del partido no es lógico que el secretario general se presente a las primarias para ser candidato a la Xunta porque competiría con una ventaja más que notable respecto a los otros aspirantes. "Estos procesos acaban siendo muy dolorosos y dejando secuelas incluso en lo personal", advertía en una conversación en el pasillo sobre el regreso a una estructura comarcal que convivirá con la provincial. "Es una carallada más. ¿Haremos también primarias para elegir al responsable comarcal y después otras para nombrar al secretario provincial?

Emplearemos mucho tiempo, perderemos muchas energías y nos dejaremos muchas plumas en el camino. Hay agrupaciones locales que funcionan bien y otras no, pero depende de la gente, no de la estructura", añadió otro veterano socialista en el improvisado debate mientras en las salas del Palacio de Congresos y en el hotel colindante se negociaba a cuchillo la integración de las distintas corrientes en los órganos de dirección. 

Cuentan fuentes cercanas a Juan Manuel Díaz Villoslada, el perdedor de las primarias con el 42% de los apoyos, que intentó desde el pasado miércoles llegar a un acuerdo con Gonzalo Caballero, pero tuvo la impresión de que quería jugar con su gente de confianza y nadie más. No le dieron ni agua. Hasta Xoaquín Fernández Leiceaga presionó con rechazar el cargo de presidente que le habían ofrecido por renunciar a las primarias e incorporarse a la candidatura de Caballero para colocar a alguno de los suyos. 

Tras pregonar "unidad" en cada discurso que se pronunció en el Congreso, con el derrotado Villoslada no hubo cortesía ni delicadeza, quizá porque el que se crea que en política se pueden hacer amigos peca de candidez. Sólo Pablo Arangüena, presidente del congreso y número dos del partido, le envió un saludo desde la tribuna que sonó a remiendo improvisado. Caballero está en su derecho de contar con los peones que le venga en gana en su "ejército", pero malogró la oportunidad de vender una foto potente con todos los alcaldes, presidentes de diputaciones y exsecretarios generales acompañándolo en una jornada en la que tampoco estuvo Villoslada.

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