Opinión

Dos seminaristas a puerta fría

Entraron en el abrevedero anunciando que querían contar su encuentro con Jesús. La clientela siguió a lo suyo hasta que al tabernero no le quedó más remedio que terminar con el incómodo silencio preguntando si eran testigos de Jehová. Respondieron sin sorprenderse por la confusión que uno era seminarista y el otro estaba reflexionando sobre su vocación sacerdotal. El convencido nació en Costa Rica, el otro en Asturias. El Arzobispado de Santiago o Pastoral Juvenil Universitaria –no precisaron el culpable– les había encomendado pasar unos días haciendo apostolado por la Costa da Morte y un cura  acababa de dejarlos en la puerta del bar como el que entrega un paquete. 

La clientela comenzó a interesarse por la inesperada visita. "No venís al mejor sitio", comentó un tipo. "Pero si nos han dicho que este pueblo es muy devoto", replicó confundido el costarricense. "Precisamente por eso, en estos momentos hay dos chavales del concello en el Seminario Mayor que pronto celebrarán su primera misa y el cura no se puede quejar de la asistencia a la iglesia los domingos", añadió el hombre. "Aquí se dice misa dos veces cada día". 

El asturiano no se amilanó. "También nos han comentado que mañana hay feria en el pueblo y nos gustaría hablar con la gente para explicarle nuestra experiencia con el señor". En esos momentos la docena de personas que se encontraban en la taberna hacían lo imposible para contener las ganas de reír delante de los aspirantes a sacerdote. "No podéis ir por la feria abordando a todos sin una acreditación o un elemento identificativo. Van a pensar que sois testigos de Jehová, evangelistas o de una secta...", le recomendó con astucia el tabernero antes de acompañarlos hasta la oficina de Cáritas para que los voluntarios avisasen al cura del pueblo para que les buscase cobijo. 

"Muy mal tiene que andar la Iglesia para enviar a seminaristas a conseguir vocaciones a puerta fría", reflexionó otro cliente mientras levantaba el vaso. En la actualidad hay casi 70 jóvenes estudiando para ser sacerdote en Galicia y se ordenan cinco de media en Galicia.

A la mañana siguiente, los dos predicaron su peripecia religiosa ante una docena de fieles después de la misa. Todos quedaron convencidos, pero ya no tienen edad para comprar.

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