Opinión

Señoras que no saben qué hace su marido

La presidenta del Parlamento gallego debería ponderar más sus opiniones cuando habla en representación de la institución. Durante el discurso inaugural de la Conferencia de Asambleas Regionales Legislativas Europeas (Calre) alertó de la "amenaza peligrosa de una unión que se aprovecha de la desafección bajo formas extremas, populistas y personalistas que no están de acuerdo con las reglas del juego".

Es una metedura de pata impropia del cargo y no por calificar de peligroso al presidente Feijóo, que confiesa que es"más de Podemos que los de Podemos" y hasta una vez pensó dejarse coleta. Pilar Rojo dirige la casa en la que están representados todos los gallegos, aunque no todas las sensibilidades, y está recibiendo a los parlamentarios de otros pueblos europeos y delegaciones de Estados Unidos, Japón y Québec.

Pilar Rojo pertenece a esa clase de señoras que no sabe qué hace su marido ni con quién va a los toros, como respondió cuando le preguntaron por una fotografía en la que aparece en el coso pontevedrés con Pachi Lucas, presunto conseguidor de la trama destapada por la 'operación Zeta' y amigo del presidente gallego. 

La ministra de Sanidad, Ana Mato, tampoco preguntaba a su costilla qué hacía un Jaguar nuevo en el garaje. Y la infanta Cristina no comentaba con Urdangarín cómo se financiaba el chabolo de Pedralbes. Como antes lo pagaba todo papá... Y fíjate tú, ahora la imputan.

La coleta no les deja ver la melena. La gente no está de acuerdo con unas reglas del juego que permitían al senador por Extremadura, José Antonio Monago, hacer 32 viajes a Canarias entre 2009 y 2010 a cargo de la Cámara Alta para ver a una rapaza, que al menos sí ha reconocido que es la razón de tanto movimiento. Monago no va a dimitir. ¿Para qué? Las reglas del sistema le permitían hacer los viajes a dónde le saliese de la pernera e Izquierda Unida tampoco ve motivos para que renuncie. Después dicen que no todos los partidos son lo mismo y se extrañan de la irrupción de Podemos en las encuestas. 

El Eurobarómetro refleja que el 76% de los ciudadanos opina que la corrupción política en su país es generalizada, y en España la media asciende al 95%. Como para no querer cambiar las reglas.

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