Opinión

Sigan con la consumición

Pocos lugares como el abrevadero para pulsar el latido de una sociedad. Si hay motivos de celebración, el personal se funde el jornal en el bar. Si la vida se tuerce, la pena se enjuaga en el bar. Si el cabreo es monumental, el bar hace de espita para rebajar la tensión. Y cuando la peña está aburrida, en el bar encuentra un pasatiempo sin romperse la cabeza. Por eso cada cierto tiempo conviene consultar al comercial de bebidas espirituosas que recorre la provincia de A Coruña con un amplio catálogo de buenos caldos. En la excelencia no hay saldos. “La vida está mucho más cara, es cierto, pero de eso a decir que la cosas van muy mal hay un trecho porque no se ha frenado el consumo. La culpa es vuestra, y que no te parezca mal, pero la prensa sólo habla de lo malo siguiendo el juego de la crispación de los políticos cuando a casi todo el mundo le tira de un pie o al menos es lo que yo percibo”, reflexionó antes de servir un ejemplo.

Hace unos días se presentó en un garito compostelano que factura a dolor. De los cuatro clientes apostados en la barra sólo uno estaba pendiente de los negros presagios que se anunciaban en una de las tertulias de la mañana que llenan la parrilla de las televisiones generalistas. “España se va al carajo”, soltó el cliente cuando apartó la mirada de la televisión. “Pues yo vendo como siempre y no llevo garrafón”, respondió el comercial. “No has escuchado lo que acaban de decir”, insistió el cliente señalando la pantalla. El comercial con buen palique se animó con el debate. “¿A usted le va mal?, le preguntó con sorna mientras calibraba el coste del vino que estaba pimplando. “Soy jubilado de banca y no paso apuros”, reconoció. Después formuló la cuestión a los otros tres clientes con una respuesta parecida. Su situación económica ya la había comentado y la del hostelero la conoce por los albaranes. “Pues de las seis personas que estamos aquí ninguno las está pasando canutas”, repasó. Sigan con la consumición.

Multinacionales, banca y eléctricas presentan resultados de escándalo, el Ibex 35 cerró la semana al filo de los 10.600 puntos, el empleo anda por cifras históricas, bares y restaurantes están petados. La política tiene que ocuparse de frenar el incremento de la desigualdad y calmar la bulla para que todos puedan ir al bar.

Te puede interesar