Opinión

"Su suerte es nuestra suerte"

Señor primer ministro, cuente con nuestra colaboración. En todo lo que podamos, ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte". Estas palabras dirigidas por Rui Rio, líder del PSD y de la oposición portuguesa, al socialista António Costa en los primeros días de abril se convirtieron en una aldabonazo para despertar la decencia política en tiempos de coronavirus y pandemia. A este discurso del representante del centroderecha luso se agarró en varias ocasiones el presidente Sánchez para solicitar al PP responsabilidad en la crítica durante los momentos más duros del estado de alarma que recuperó las competencias autonómicas para entregárselas a un mando único avalado por el Gobierno central. 

La lección ética de Rui Rio tendría que seguir vigente porque el colapso sanitario vuelve a estar en riesgo por una segunda gran ola de covid-19 que se ha cobrado 241 vidas en España en un solo día. Pero las competencias han sido devueltas a las comunidades autónomas y la diana y los tiradores han cambiado. Cuadrar la cuenta sanitaria con la económica es una materia complicada y algunos presidentes autonómicos son incapaces de disimular sus carencias. El Huffington Post dio en el blanco al definir en un titular a la presidenta de la Comunidad de Madrid como "Isabel la caótica". El vicepresidente Ignacio Aguado, de Ciudadanos, tiene mejor talante, pero el talento para manejar una crisis sanitaria está en discusión. Incluso así, tampoco parece conveniente alentar desde la vicepresidencia del Gobierno a la manifestación convocada el próximo domingo contra Isabel Díaz Ayuso después de que Pedro Sánchez intentase transmitir una imagen de unidad y colaboración en la reunión celebrada el día antes. Pablo Iglesias sabrá, pero sería mejor intentar ayudar al que está en dificultades en vez del reproche público. 

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el alcalde de Santiago, el socialista Xosé Sánchez Bugallo, dieron ayer una lección de sensatez durante el primer encuentro oficial tras las elecciones autonómicas. Feijóo alabó la gestión de Bugallo que correspondió a la buena sintonía. Galicia está tan cerca y cada vez menos lejos de la política portuguesa.  

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