Opinión

Todo es Besteiro

Si es capaz de salir con el flequillo intacto de las investigaciones que instruye la jueza Pilar de Lara, a José Ramón Gómez Besteiro puede incluso que le hayan hecho un favor. No se lo tomen a chufla. El día en el que Europa volvió a estremecerse por el atentado en Bruselas que se saldó con más de 30 muertos, el informativo de la Televisión Galega dedicó más tiempo a la situación judicial del exsecretario general de los socialistas gallegos que a los asesinatos en la capital europea. Desde hace unas semanas todo es Besteiro.

Aunque no debe de ser agradable que tu nombre aparezca en el debate de investidura o en el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez cuando los dos principales partidos se arrojan casos de corrupción, ahora a Gómez Besteiro ya lo conoce todo el mundo o casi,tanto aquí como en el resto del Estado.

Cuando llegó a la dirección del PSdeG se dijo que uno de sus principales problemas era el escaso protagonismo mediático al no poseer acta de diputado en la Cámara gallega. El hándicap se aguzó al no repetir como aspirante a la presidencia de la Diputación de Lugo y a gestionar sin mano izquierda una mecedora en el Senado por designación autonómica.

La imputación de la jueza Pilar de Lara por la 'operación Pulpo' horas después de que Pedro Sánchez lo respaldase como candidato a la Xunta, lo precipitó a la renuncia a las primarias del PSdeG, primero, y días después a la del trono hirviendo en O Pino de los socialistas gallegos. Dio la impresión de que se desplomaba en la lona noqueado, pero todavía no ha bajado los brazos. Acaba de querellarse contra la magistrada por prevaricación judicial. Acusa a De Lara de imputarle delitos sabiendo que no pudo haberlos cometido porque datan de la época de Cacharro Pardo en la presidencia de la Diputación lucense. De prosperar, la jueza podría ser apartada por varios años de la carrera judicial y la hoja de servicios del que iba a ser el Kennedy gallego volvería a estar inmaculada para unas futuras primarias con las meteduras de gamba aprendidas.

Ahora Gómez Besteiro es reconocido en cada rincón de esta tierra de aristas y de artistas y un partido político en descomposición necesita agarrarse a un mártir para volver a creer. ¿En milagros? 

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