Opinión

Trapicheo de exámenes

El trapicheo de exámenes mangados al profesor comenzó a perpetrarse al día siguiente de la primera prueba para evaluar los conocimientos de los alumnos. Antes, los más osados o vagos se colaban en la sala de la multicopista para sisar las preguntas que garantizaban el aprobado y además permitían negociar con el botín. Fueron muchos los que se alimentaron en el recreo a costa de los compañeros. La fotocopiadora y la impresora arrumbaron la multicopista. El docente concienzudo comenzó a imprimir los exámenes minutos antes de entrar en clase y así no había posibilidad de que funcionase el descuido o el cambalache con el bedel. Quedaba camelarse a los hijos de los profesores para que curioseasen en su ordenador personal a cambio de palmeras o bocadillos de tortilla, pero el trato era menos fiable que las pruebas salpicadas de erratas que escupía la multicopista a piñón fijo. Y los padres conocen las debilidades de sus churumbeles aunque no lo vayan aireando. 

En A Estrada, la Guardia Civil ha detenido a cinco alumnos del instituto Manuel García Barros e investigan a otros nueve y a una vecina que impartía clases particulares por piratear el correo electrónico de al menos 27 profesores con el viejo objetivo de conseguir el mayor número de exámenes. La noticia incluso podría resultar simpática y ser considerada una chiquillada, pero los prendas "tenían instalado un software ilegal que se encargaba de registrar las pulsaciones que se realizaban en el teclado, generando y memorizando un fichero de texto con todo el contenido", según la Benemérita. Incluso se atrevieron a realizar dos compras en Internet por valor de 400 euros con la tarjeta de un profesor. No son trapicheros, sino una banda de caraduras. 

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