Opinión

"La urna, con mis cenizas"

La única urna a la que me voy a acercar va a contener mis cenizas. No vuelvo a votar. El 26 de junio fue el momento político más importante de la última década y ya no hay nada que hacer". David simpatiza con Podemos, pilota como nadie las tertulias del abrevadero mientras despacha sin prisa unos cafés por los que merece la pena armarse de paciencia, y ahora se encuentra en la peligrosa fase del desencanto que en ocasiones antecede a la rendición. 

"Podemos perdió su momento. El 26 de junio era el día clave, pero se demostró que su techo no llega al suelo del PSOE y era importante apartarlo del escenario para que Pedro Sánchez se quitase de una vez la careta y dijese si dirige un partido de izquierdas o es una pieza más para perpetuar el sistema", prosigue sin preguntar qué vas a tomar. 
"No sé de qué voy a hablar a partir de ahora porque ya no leo ni de fútbol ni de política; hablo de memoria y de lo que escucho en el bar", confiesa ante una clientela que no se cree el repentino desinterés informativo, como tampoco la anunciada deserción electoral de alguien que presume de haber votado hasta en las elecciones europeas desde que alcanzó la mayoría de edad. 

"Yo de Feijóo me iba 15 días de vacaciones durante la campaña electoral para volver al Gobierno con ganas porque va a arrasar y no me vengáis con la gaita de que ahora los restos pueden no favorecer al PP y no lo tiene tan fácil", añade sin que nadie intervenga en la prédica. "En Marea ya se comió el batacazo en las anteriores elecciones, el PSOE está cada día más dividido a un mes del 25-S, al BNG ya no lo sigue nadie y la sede de Ciudadanos está dónde esté Albert Rivera. El panorama es desalentador porque los votantes del PP no fallan y los demás están todos trabajando para la tercera mayoría absoluta del PP. El momento fue el 26 de junio", repite antes de servir el café con leche grande y templado. 

El análisis no lo cobra y no está mal tirado para un tipo que afirma no leer ni una sola línea sobre la actual zozobra política. Como David, mucha gente declara su hartazgo y vocea que no acudirá más a las urnas mientras discute más de política que de fútbol. Son los que harán cola para votar incluso el día de Navidad. 

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