Opinión

"Vacunados, sanados o muertos", pero cenados

Los colegas de la pachanga de los jueves insisten en salir de cena esta semana para compensar después de la ducha las calorías perdidas en la cancha. De los 20 componentes del grupo sólo nueve se han apuntado, según señaló ayer Manuel –un jubilado de hierro que castiga las piernas con 70 kilómetros de bici por la mañana– con el sano propósito de espolear a la “chusma” para ejercitar la camaradería: “Animaros el resto, ¿o es que vuestras mujeres no os dejan?”. Pero la chusma no se dio por aludida, excepto el chófer de anécdotas que le respondió: “Vas bien”.

La franqueza de la respuesta suscitó risas, pero no saben lo que costó tranquilizar a la conviviente cuando se enteró de que es imposible encadenar carreras explosivas con la mascarilla puesta sin acabar boqueando como un besugo fresco en el expositor. Como jugando no se pasa ni un segundo a la sombra del rival, a no ser que seas muy vago o un delantero colillero, acabó convenciéndose de que el riesgo de contagio por covid es mínimo. El comentario sobre la posibilidad de una cena, en cambio, provocó una reacción curiosa. La ceja llevaba desde el pasado jueves en pose de interrogación hasta que ayer se atrevió a dar por descontado que el banquete quedaba suspendido. El ministro de Sanidad alemán en funciones, Jens Spahn, acababa de comentar en el telediario que “al final de este invierno prácticamente todos en Alemania, como se ha dicho ya de manera cínica, estarán vacunados, sanados o muertos”. A su lado Angela Merkel alertaba de la “dramática situación” para defender nuevas restricciones y de Austria emitían imágenes de calles vacías por un nuevo confinamiento.

“En un mes nos podemos ver nosotros igual y la gente sigue haciendo planes para ir de cena; está demostrado que cuando hay reuniones como los magostos aumenta la incidencia”. Por ella estaría ya a la cola de la tercera dosis de refuerzo. La comparativa no es homologable porque con el 80% de la población con la pauta completa por estos pagos y los vacunódromos funcionando para los mayores, el aumento de casos no tiene que suponer el colapso hospitalario y hasta el pasaporte covid no tiene mucho sentido como acaba de tumbar la justicia vasca para el ocio nocturno, después de cenar. 

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