Opinión

La vejez sin freno

L a coordinadora de la DGT en Galicia, María Victoria Gómez Dobarro, anunció que la Xunta y Fomento reforzarán la señalización para evitar que los conductores despistados entren en autovías o autopistas en sentido contrario. Ya pueden ser grandes y vistosas porque el perfil del infractor es "una persona mayor con dificultades para entender las señales y que cuando ya se ha metido no sabe cómo salir del problema", según recordó Francisco Javier Molano, jefe de la Guardia Civil de Tráfico en la comunidad tras la reunión de la comisión de seguridad vial que presidió el delegado del Gobierno, Santiago Villanueva.

El anciano de 92 años que anteayer se coló en sentido contrario en las resbaladizas curvas de la A-55 a la altura de Puxeiros no respondió ni al alto inicial de los beneméritos, que tuvieron que salir pitando detrás del 'fugitivo' hasta que consiguieron abrir la puerta del vehículo y apagar el motor para evitar el peligro. La confusión que presentaba el hombre no le evitó una 'receta' de 500 euros, la pérdida de seis puntos del carné de conducir y la propuesta para un reconocimiento médico que calibre sus capacidades físicas y psíquicas.

Se presupone que este anciano se somete cada año a una prueba psicotécnica para renovar el permiso de circulación, pero la exigencia es mínima, las ganas de facturar grandes y los conductores con problemas visuales en cambio sí tienen buen ojo y excelente oído para detectar el centro más benévolo y respetuoso con los conductores veteranos. Para los afectados que se sientan con canguele delante de la maquinita de marcianitos se trata de comprensión del especialista, para la razón siempre será picaresca que puede acabar en tragedia. En una sociedad en la que hay que pasar una prueba para casi todo –excepto para ser padre o para votar y éste sería otro debate– resulta incomprensible la permisividad de las revisiones al conductor cuando al coche no se le pasa ni el bajo nivel del agua del limpia.

El plan para reforzar la señalización en la entrada de autovías nunca sobra, pero también sería conveniente controlar al que controla para que el anciano que se siente al volante, y casi todos creen que están en condiciones estupendas, no se equivoque en la primera carretera que no conoce o recuerda.

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