Opinión

Vendiendo nubes

A tres días de que principie la campaña electoral, el personal ya está saturado. Y por estos pagos tendremos otra taza más en otoño cuando Galicia vuelva a pasar por las urnas para elegir presidente de la Xunta. En esta ocasión, en las generales habría que invertir los papeles: un día de campaña electoral y catorce jornadas de reflexión para poder sacudirnos el aturdimiento por las mismas caras en la cartelería y argumentarios fotocopiados que no servirán para aportar ideas novedosas.

Por si alguien no se había enterado, el domingo se ha vuelto a certificar en el programa de Jordi Évole que Pablo Iglesias y Albert Rivera no se pondrían de acuerdo ni para decidir quién pasa primero en la puerta del servicio, al tiempo que también hemos podido comprobar que la llamada nueva política no se diferencia tanto de la vieja a la hora de crujir al contrincante con descalificaciones que nada aportan a un disurso constructivo, aunque el zarandeo pueda ayudar para contentar a la respectiva parroquia.
El director de campaña del PP, Jorge Moragas, ha confiado una de esas grandes decisiones que pueden voltear la intención de voto de la peña descontenta. Los chicos de la gaviota las pasaron canutas con la nueva versión "latina del himno", en palabras del ideólogo. Unos preferían el 'reggaeton', otros el merengue. Aunque les salió una bazofia, según el gusto de este chófer de anécdotas, se trata de una genialidad porque por unas horas se habló más de la machacona musiquita que de los problemas del personal para llenar el puchero.

Todavía no han salido a bailar las estrellas y ya estamos rozando el esperpento. En Galicia, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha anunciado el primer plan de asistencia a las  víctimas de accidentes aéreos. Como lo leen. Pues ya iba siendo hora, porque la gran tragedia que se recuerda fue en 1973 cuando el vuelo 118 de Aviaco procedente de Barajas se estrelló contra unos eucaliptos en el aeropuerto coruñés de Alvedro por la niebla. El saldo fue de 85 personas muertas. Feijóo lleva semanas estirando la compensación del Estado por el cumplimiento del déficit para ir repartiendo promesas como si estuviese vendiendo nubes. Según el CIS, la preocupación por la falta de Gobierno importa menos. Preocupante.

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