Yolanda Díaz presentó Sumar y su candidatura a la presidencia del Gobierno en el pabellón Antonio Magariños de Madrid con la ausencia de la dirección estatal de Podemos y los que interpretan el nuevo proyecto político como amenaza se centraron en lo que pueden restar. Un colega economista sostiene que los rejonazos de Pablo Iglesias a la mujer que designó como sucesora obedecen a que no es un profesional de la política como ella y está dispuesto a pinchar la pelota si no continúa siendo la estrella de la pachanga.
La dirección de la fuerza morada en Galicia, encabezada por Antón Gómez-Reino y Xosé Manuel Sande, candidato a la Alcadía de A Coruña como independiente, no se perdió “un día histórico”, según definió el acto la entusiasta protagonista. Iglesias criticó sin sutileza la pretensión de su amigo Toné de mantener el culo otros siete años en un cargo público sumándose al carro en marcha. Tirando de la tesis del economista, Gómez-Reino sería “profesional, muy profesional”, como diría el Manquiña de ‘Airbag’ y Yolanda Díaz la referencia del oficio. El precio de llegar a la cima o de intentarlo es entregar media vida a los demás. A los políticos de vanidad flaca no les sale la cuenta.
Frente a un PSOE que animó a las fuerzas a su izquierda a unirse para no ser penalizadas electoralmente en las generales por la Ley D’Hondt como sucedió en Andalucía, el PPdeG y el BNG recordaron que el champán de AGE y En Marea se descorchó con fuerza pero acabó en burbujas.
“Son las mismas personas que lo único que hacen es cambiar de nombre; no tengo ningún tipo de expectativa especial por el hecho de que en vez de llamarse Juntas Podemos se llame Sumar”, valoró Pedro Puy, portavoz parlamentario de los populares gallegos. “El proyecto que se lanza puede parecer nuevo en la M-30 o en la zona de Madrid periferia, pero en Galicia ya sabemos lo que hay”, recortó las opciones de Sumar la diputada nacionalista Alexandra Fernández, con escaño en el Congreso por En Marea entre 2015 y 2019. Yolanda Díaz recibió aplausos por la calle en Barbadás después del acto feminista al que acudió por 8-M, “entusiasmo que no había visto desde la época de Suárez”, según un ourensano que no dio palmas pero sí intuye una buena suma de votos.
