Opinión

No somos tontas

Una adolescente de 16 años me dijo el otro día: "Mi amiga tiene una relación tóxica con su novio, él le mira el móvil y le dice que no se ponga cierta ropa para salir. Le dice que la quiere mucho, pero eso no es querer". Hace 10 años, con su edad, yo no era capaz de ponerle nombre a ese tipo de conductas. Si a mi amiga su novio le decía que la falda era muy corta, acabábamos por justificarlo, porque "la quiere mucho", porque lo dice para "protegerla". Porque en casa hemos escuchado la misma retahíla.

Las manifestaciones multitudinarias del 8-M, las pancartas de cartón con tinta lila y las consignas no solo han conseguido aunar a mujeres que sienten el ser mujer de muchas formas, sino también visualizar el miedo y la presión que nos han puesto sobre los hombros. Hay quien dice que no es machista porque tiene madre, mujer e hija, pero ser machista es intrínseco a nacer en esta sociedad, no a ser hombre. Machista es decirle "no te pongas esa falda", "maquíllate", "pareces un macho". Pero machista también es mi abuela, que prefiere que mi padre o mi hermano lleven el coche a que conduzca yo, aunque nunca haya tenido un accidente. Si no quieres ser machista no vale con decirlo, hay que hacerlo, y no es nada fácil. Dejar a un lado los comportamientos aprendidos, las imágenes del porno, la moda, la repulsión al vello femenino, a una mujer que dice tacos, a la que se acuesta con muchos, a la que no deja que le toques el culo, a la que habla de la regla sin tapujos, a la que tiene callos en las manos, a la que eructa. Implica cambiar el ángulo desde el que miramos y quitarse el barro que nos ensucia los ojos. 

Hoy se manifestarán en las calles miles de personas, pero algunas no podemos porque trabajamos. Este año los principales sindicatos no han convocado huelga, no sé si porque ya hemos alcanzado la igualdad, es domingo y las que trabajamos en domingo no contamos, o porque en el gobierno manda la izquierda. Machistas también hay en el Gobierno, y oportunistas, también. Eso sí, aviso a navegantes, no somos tontas, y si no que se lo digan a esa adolescente de 16 años.

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