Opinión

Armadores, transportistas y otros

Si el pescado, la carne, las patatas, las zanahorias y otros productos por los que las empresas de distribución pagan tan poco y a mí, y a usted querido lector, nos resultan tan caros, los armadores, los ganaderos y los agricultores no pueden pedir que se le subvencione el gasóleo.


Lo que deben hacer es cambiar sus sistemas de comercialización eliminando intermediarios. Esa es la solución. ¿Por qué se debe subvencionar el gasóleo a los armadores y no a las compañías aéreas, los transportistas, los taxistas y a todos lo ciudadanos que utilizan el coche para trabajar? El sector pesquero en España no ha sido capaz de modernizarse, siguen pensando que su negocio consiste en pescar, olvidándose, en la mayoría de los casos, de que, además, hay que vender, para ser exactos, saber vender.


Las empresas que saben vender son las que han crecido, las que pueden pescar en casi todo el mundo. Son las que se llevan a su saca el dinero que otros dejan en las de los intermediarios. Aún hay armadores que mueven muchos millones de euros al año, que tienen una oficina con un teléfono atendido por un familiar para recoger llamadas.


La prueba del atraso del sector pesquero es la existencia de las cofradías. La única organización formada por empresarios y trabajadores, como el antiguo sindicato del franquismo.


En el sector del transporte, el problema es la atomización y la desunión. Si los transportistas fueran capaces de hacer un frente común, cada subida del gasóleo se repercutiría automáticamente a las empresas que les contratan los servicios. Pero, como el sector está como está, siempre hay algunos dispuestos a hacer los transportes al precio que marcan las empresas cargadoras. En ambos casos la solución no es la subvención sino la modernización.


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