Opinión

La autocrítica del BNG

Tanto Anxo Quintana como el conjunto de la organización del BNG están haciendo un análisis muy acertado de los resultados electorales. El BNG reconoce su debilidad organizativa e ideológica y que la acción de gobierno le alejó de sus sectores más radicales. Y a eso hay que añadir que algunas de las decisiones tomadas por consellerías del BNG han movilizado a votantes del PP. La prueba más evidente fueron las galescolas: si el nombre hubiera sido otro y no se hubieran presentado en clave nacionalista, aunque tuvieran los mismos contenidos, la reacción en contra se hubiera diluido.


En un país que no es nacionalista no se pueden implantar medidas copiadas de un país nacionalista. Las galescolas movilizaron en contra del BNG a votantes del PP que no hubieran ido a votar y no le aportó ningún voto que no tuviera. Está es una situación complicada que necesita una redefinición ideológica y estratégica.


El BNG debe asumir que es y será, por muchos años, una minoría y que, cuando llegue de nuevo al Gobierno, tiene que asumir ese papel renunciando a imponer políticas nacionalistas. Para ello necesita convencer a los más radicales de los suyos que, en ese terreno, los avances van a ser mínimos porque deberán ser consensuados.


En esa línea de buscar consensos en función de la realidad social de Galicia van algunas de las aportaciones de Anxo Quintana, que se destapa ahora con algunas ideas que nos muestran un líder político desconocido. Su propuesta de que el nacionalismo asuma que Galicia es un país bilingüe pretende sacar al BNG del aislamiento social, y por tanto político, en una materia que sólo puede avanzar por consenso.


El debate del BNG ahora es: reformularse para crecer o quedarse como está para seguir perdiendo.


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