Transcurría el tiempo precongresual del PSdeG-PSOE por unos cauces tan navegables que resultaban desconocidos en un partido que acaba de perder unas elecciones. Pachi Vázquez visitaba agrupaciones planteando un debate serio pero muy fácil de entender.
Por otro lado, un grupo de militantes descontentos desde hace tiempo con el funcionamiento del partido también daba ejemplo de discusión política buscando un lugar al sol al que tienen derecho.
Pero conforme se acercaba la fecha del Congreso el grupo de aspirantes a oposición, que lidera Gonzalo Caballero, se percató de que no eran capaces de conseguir las firmas necesarias para presentar una candidatura alternativa y recurrieron al viejo truco de pervertir el debate con argumentos demagógicos sobre represalias contra los delegados que firmaran su candidatura y otros del mismo cariz que son tan viejos como la democracia y que sólo utilizan los perdedores.
Gonzalo Caballero no puede aspirar a ser un líder dentro del PSdeG-PSOE si cuestiona la independencia de los delegados al Congreso y pretende un trato especial por ser él quien es pidiendo una bula para presentar una candidatura alternativa a la de Pachi Vázquez sin tener las firmas necesarias. No se pueden cometer tantos errores cuando uno aspira a un liderazgo.
Gonzalo Caballero debe reflexionar y repasar su currículo político en el que no tiene ni siquiera un empate. Ser líder de la minoría de la agrupación de Vigo es una tachadura. La historia dice que desde ese puesto se llega al ostracismo.
Mientras, Pachi Vázquez sigue su camino siendo consciente de que cuando se la juega de verdad es en el próximo Congreso. Entonces evaluarán su capacidad de liderazgo dentro y fuera del partido y decidirán si es el adecuado para ser candidato a la presidencia de la Xunta.
