Opinión

Galicia bilingüe en castellano

Aplaudí la creación de Galicia Bilingüe en castellano porque era necesario que la sociedad tuviera un contrapeso que neutralizara la intención de la ‘Mesa por la Anormalización Lingüística’ de imponer sus ideas sobre el uso del gallego. Lo que no esperaba es que la nueva asociación fuera capaz, en tan poco tiempo, de igualar las formas antidemocráticas y los intentos de ordeno y mando de los anormalizadores.


Lo último son unas declaraciones de la portavoz de Galicia Bilingüe en castellano, al día siguiente de las elecciones gallegas, en las que presentó al PP la factura por lo que, dicen, fue su contribución decisiva al éxito electoral de Alberto Núñez Feijóo. Gloria Lago, en una demostración de sus convicciones democráticas, pedía que se reformara el decreto de Normalización de tal forma que futuros gobiernos no pudieran volver a la situación actual.


Viva el respeto a la decisión soberana del pueblo gallego, pero eso sí, sólo cuando esa decisión sea la que nosotros proponemos. En caso contrario se hace lo que nosotros queremos. Si Galicia Bilingüe en castellano fuera una asociación democrática, su portavoz no duraría ni un minuto más en el cargo. Pero no pasa nada, hay cosas más importantes que la democracia; la defensa del castellano. Alberto Núñez Feijóo ha demostrado ser lo suficientemente inteligente como para saber que no hay que hacer caso a los radicales y que Galicia Bilingüe en castellano no le aportó ni un voto nuevo. Los tenía todos antes de aparecer esta asociación antidemocrática.


En Galicia, el idioma es un problema de despachos y de grupos radicales. El PP no debería equivocarse poniendo en marcha las reformas tal y como las pide Galicia Bilingüe en castellano. Que aprendan del error del BNG obedeciendo a los anormalizadores.


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