Opinión

La LFP y la RFEF se echan al monte

Los directivos del fútbol español han reaccionado en contra de la subida de impuestos a los extranjeros no residentes que ganan más de 600.00 euros al año igual que Al Capone a la Ley Seca de Estados Unidos: proponiendo medidas ilegales. Primero, sorprende que esos individuos tengan algo que decir de una ley que afecta a personas, no a sociedades. Nadie tiene la culpa de que algunos clubes firmen contratos en los que se ven obligados a pagar los impuestos de los jugadores que contratan. Si en su día metieron la pata, que lo arreglen. Después deciden saltarse la ley y anuncian que convocarán una huelga, dejando claro que, además de intentar saltarse la ley, son unos ignorantes. La huelga es un derecho exclusivo de los trabajadores asalariados y solo de los trabajadores (salvo excepciones que confirman la regla como las huelgas de hambre), y después aseguran de que harán un cierre patronal, que está penado por ley en España. En nuestro país, un empresario no puede cerrar su empresa por unos días en protesta por algo, o porque le dé la gana. Así que tenemos a unos ejecutivos muy bien pagados, tanto en la Federación como en la Liga, que protestan por una modificación impositiva que no les afecta y, por encima, quieren mostrar su oposición mediante acciones ilegales. En vez de preocuparse de sanear la bancarrota del fútbol español, estos ejecutivos se meten en debates sobre cuestiones que no son de su competencia. Pero en esta ocasión tienen la partida perdida de antemano. Como tensen mucho la cuerda se les romperá en las narices. Tendrán que escuchar las protestas de los ciudadanos contra ellos en los estadios. Será divertido.

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