Opinión

Contra los partidos

La política está muy mal valorada por los ciudadanos: se generaliza la corrupción al hablar de los políticos, se dice que todos son iguales o que no sirve para nada. Sin embargo, en lo que resulta una contradicción, o por lo menos una discrepancia evidente entre la opinión pública y la opinión publicada, los ciudadanos acuden a las urnas de forma masiva. Lo que resulta inaudito es que son los propios políticos los que toman decisiones o lanzan mensajes que contribuyen a deteriorar la imagen de los de su clase. Hay una moda en los últimos años que la usan políticos de todo el arco parlamentario: denigrar al partido en el que se milita. Pongamos dos ejemplos muy cercanos. Emilio Pérez Touriño ganó las elecciones y, una vez alcanzado el gobierno, no ocultó su desprecio por el partido. Nombró a cuatro independientes y en más de una ocasión dijo, en corrillos, que el partido no servía. Él era el que ganaría las elecciones que, como sabemos, acabó perdiendo.


Ahora, Alberto Núñez Feijóo está lanzando mensajes muy parecidos: guarda el carné y, también, fichará independientes para su gobierno y añade, como hizo estos días el socialista Patxi López en el País Vasco, que gobernará para todos. Está diciendo que no tiene entre sus militantes gente lo suficientemente preparada, y que se fía más de los independientes. Seguro que los líderes quieren decir cosas distintas de las que yo interpreto, pero también estoy seguro de que en los partidos hay muchos militantes que piensan como yo. Estamos de acuerdo en que el carné de un partido no tiene que ser un trampolín para los cargos, pero tampoco puede ocurrir que sea la causa del rechazo. Tampoco sé qué significa gobernar para todos. No hay un votante socialista que haya pensado que Fraga y Aznar gobernaron para él. No hay un votante del PP que piense que Touriño y Zapatero gobiernan para él.



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