Lo más destacado del discurso del nuevo secretario general del PSdeG-PSOE, Pachi Vázquez, fue la valentía que demostró al corresponsabilizarse de la derrota junto a Touriño, y en la defensa que hizo de la gestión del su antecesor en el cargo. Fue un acto de valentía porque el auditorio había demostrado al inicio del congreso el poco cariño con el que cuenta Pérez Touriño entre la militancia en correspondencia con el escaso valor que el ex presidente de la Xunta le concedió al partido. Una referencia laudatoria hacia Touriño que hizo el presidente del congreso fue secundada con frialdad por los asistentes.
Por contra, el discurso del ex vicesecretario general, Ricardo Varela, fue acogido con un unánime, fuerte y largo aplauso. (Varela representaba al partido, Touriño no). Pese a eso Vázquez no se acobardó y alabó la gestión de Touriño en el partido.
Además de valentía, Vázquez repartió política a diestro y siniestro. Fue generoso con el intento de candidatura de Gonzalo Caballero ofreciendo sitio para la discrepancia. Ofreció participación a los militantes y les pidió que salieran a la calle a participar en todo tipo de asociaciones. Dijo que los socialistas habían perdido las elecciones por olvidarse de hablar para los que los votaban mientras se dirigían a los que no le votaban.
Para Vázquez el reto es trabajar para conseguir la mayoría que permita gobernar en solitario. Cerró su intervención dejando muy claro que a partir de ahora una persona un cargo, añadiendo que eso se visualizaba en la ejecutiva que presenta hoy. En resumen, Vázquez con el tono adecuado, la firmeza necesaria y la autoridad imprescindible, dijo todo lo que esperaban los delegados. Levantó el ánimo de la militancia y les retó a conseguir la victoria dentro de cuatro años. Era lo que le correspondía hacer en las actuales circunstancias.
