Los vecinos de Oímbra lamentan los destrozos que causó el fuego al calcinar el interior de la capilla de Santa Ana.
Del templo solo queda ya la fachada de piedra: bancos, altar e incluso la imagen de la santa fueron reducidos a cenizas.
Con la pérdida de la talla guardada de esta ermita, los fieles del municipio pierden un objeto de culto al que acuden en romería cada 26 de julio.