Basta pasar un par de minutos en el centro de Xinzo para darse cuenta de su riqueza cultural. Si de algo puede presumir la villa limiana es de una convivencia pacífica entre sus vecinos y de destinar todos los recursos posibles a la integración de personas de diferentes etnias y nacionalidades que han asentado su proyecto vital allí a lo largo de las últimas décadas. El Concello cuenta, además, con un área específica para velar por esta integración contando con profesionales del ámbito de la educación social que están, a su vez, en contacto con los orientadores escolares.
Esta circunstancia ha llamado la atención de los futuros pedagogos de la Universidade de Santiago de Compostela, que este miércoles llegaban a Xinzo dispuestos a experimentar ese aprendizaje intercultural y a conocer casos reales: tanto a la hora de hablar de vivencias -con representantes de los distintos colectivos y asociaciones de diferentes culturas del municipio- , como de gestión de recursos -con orientadoras y educadores que viven la realidad de la villa-.
Cerca de 40 nacionalidades conviven, a día de hoy, en Xinzo. La marroquí es una de las de mayor presencia -se estima que son más de 200- y su tradición en la villa antelana se remonta años atrás: “Llevan mucho tiempo aquí y sus hijos ya nacieron aquí. Han comprado sus casas en Xinzo…”, cuenta José Losada, educador social.