Con un gran despliegue que abarca la práctica totalidad del centro urbano, la localidad de Allariz daba ayer el pistoletazo de salida, a lo grande y antes incluso que la capital provincial, a la Navidad. Once escenarios, siete de ellos totalmente nuevos y cuatro modificados, convertirán estas Navidades a la villa del Arnoia en una nueva parada obligada para quienes disfruten de la magia y la ilusión.
Tras varios días de intenso trabajo, en la tarde de ayer se quitaron las últimas cintas, dando por inaugurada una decoración que huye de las luces y apuesta por los sentimientos, decorados que llaman a la tradición. “É un percorrido moi bonito, cheo de novidades que vai a sorprender a todo o mundo, porque tratamos de crear postais diferentes, coidando os detalles de maneira de pasar un bo rato”, comentaba la alcaldesa, Cristina Cid, quien recordaba aquella primera decoración navideña que “empezou sendo un guiño para os nenos de Allariz, para saír a ver con eles eses escenarios e acabou por converterse nunhas escenografías para desfrutar todos, coa familia e os amigos, pero tamén este percorrido se converteu nun atractivo económico moi importante nestas datas”.
Mapa turístico
Una veintena de voluntarios, principalmente trabajadores municipales y equipo de gobierno, pero también algún que otro matrimonio jubilado, llevan tres semanas intensas de trabajo en cadena y apretando al máximo un presupuesto que, este año, rondará los 9.500 euros para material. “Uns estaban na nave municipal confeccionando os novos escenarios, outros reformando os vellos…”, describía la alcaldesa Cristina Cid sobre un trabajo en equipo donde todos han dado lo mejor de sí, cuidando con mimo y hasta el más mínimo detalle, los distintos decorados en calles y plazas.
La propuesta municipal cuenta con su propio mapa turístico para no perderse ninguna de las ambientaciones. “Este ano mudaron bastantes instalacións. Nós, que fomos dos primeiros en contar con animais en madeira, este ano decidimos darlles vacacións e optamos por xardíns de lambetadas”, describía Cid en un recorrido por Pepe Puga, que se adentra por el casco histórico cuya Praza Maior ha sido transformada en una pista de patinaje, con cafetería incluida; y, en O Matadoiro, unos niños juegan en un bosque encantado donde vive O Apalpador. Las escenificaciones, postales para una Navidad de cuento, se suceden por O Eiró, la Alameda, Portovello o junto a las iglesias de Santiago o San Benito.
