Cada día ancianos y niños necesitan nuestro amor, cariño, complicidad.
Niños y ancianos se parecen en más de lo que podemos imaginar. Esos abuelos octogenarios, igual que los niños, buscan nuestro afecto, caricias, dulzura.
Quieren que los arropemos cada noche en su cama. Sentir que estás a su lado, se aferran fuerte a tu mano para disipar sus temores. Darle tu mano de la misma manera que te la dio a ti cuando diste los primeros pasos.
Te sentiste agarrado de esas manos curtidas por miles de historias. La vejez avanza, es implacable y sigue su curso.
El calendario se apresura, pasan los años, meses, semanas.
Hoy son ellos los que necesitan tu ayuda, su vista es borrosa. Ahora tú eres sus ojos para ver mejor, su cayado para apoyarse en esos pequeños paseos, sus oídos, para escuchar más. Tú eres sus manos, cuando ellos ya no puedan comer solos.
Tú eres parte de ellos. Son tus chiquitines, los debes cuidar con esmero, dedicación.
Hoy les cuesta todo, antes lo hacían en un abrir y cerrar de ojos. Ahora requieren tiempo, paciencia, demasiada paciencia y comprensión de los que están ahí. Saberlos acompañar en esta vejez traicionera que te roba la salud, movilidad, recuerdos, tu presente donde todo empieza a ser superfluo, las agujas del reloj pierden su sentido.
Muchos entendéis de qué hablo, y lo duro que es estar ahí. Ver como una parte de ti te es arrebatada. Su rostro está lleno de honestidad, inocencia, dulzura. Busca tus caricias. Tú puedes hacerle ver que estás a su lado, que la cuidarás hasta el final. No olvides que hoy eres tú el que debe cuidarlos. Son tus viejecitos. Solo buscan tu complicidad y que le digas: te quiero. Ellos te dicen 'coidade de min', algo que tú debes aprender. Ellos son los abuelos del mundo, del ayer, de hoy, mientras que los de mañana puedes ser tú.
Hoy les cuesta todo, antes lo hacían en un abrir y cerrar de ojos. Ahora requieren tiempo, paciencia, demasiada paciencia y comprensión de los que están ahí. Saberlos acompañar en esta vejez traicionera que te roba la salud, movilidad, recuerdos, tu presente donde todo empieza a ser superfluo, las agujas del reloj pierden su sentido.
Muchos entendéis de qué hablo, y lo duro que es estar ahí. Ver como una parte de ti te es arrebatada. Su rostro está lleno de honestidad, inocencia, dulzura. Busca tus caricias. Tú puedes hacerle ver que estás a su lado, que la cuidarás hasta el final. No olvides que hoy eres tú el que debe cuidarlos. Son tus viejecitos. Solo buscan tu complicidad y que le digas: te quiero. Ellos te dicen 'coidade de min', algo que tú debes aprender. Ellos son los abuelos del mundo, del ayer, de hoy, mientras que los de mañana puedes ser tú.
