enseñar la libertad

La tarea del educador es doble: hacer que el chico tenga conciencia del gran valor de su libertad y enseñarle a ponerla en práctica correctamente. Esto es fácil de decir y difícil de llevarlo a la práctica, entre otras cosas porque no se entiende bien el concepto de libertad y su relación con el bien y el amor. A veces se entiende la libertad como lo opuesto a lo necesario y exigido. Por otra parte, los instintos animales obligan a perseguir el propio bien y la libertad sería lo opuesto a ellos.
La libertad se puede concretar en querer lo que no resulta obligado por nuestros instintos y tendencias. Dicho de otra forma, la auténtica libertad consiste en querer el bien del otro, en amar. Y respecto a uno mismo, la libertad hay que concebirla como capacidad de auto-conducirse hacia la propia perfección y autoeducación. Paradógicamente se alcanza más libertad cuando se piensa en los demás y se olvida de uno mismo. El egoísmo impide perfeccionarse y ser libre, porque mata la auténtica libertad. En el mundo actual parece que se ha impuesto el subjetivismo (lo que me gusta, lo que me apetece) y todo gira sobre sí mismo. El hombre contemporáneo es infeliz en la medida en que está atrapado consigo mismo. En último término, ser libre es poder y querer amar al otro y esforzarse en la autoformación propia.

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