LA ERA DE LA INCERTidUMBRE

Cuando ya algún economista famoso como J.K.
Galbrait anunciaba en los años ochenta que nos acercábamos a la era de la incertidumbre en una de sus obras, no andaba equivocado. Se están produciendo demasiados cambios a ritmos vertiginosos, no sólo en los avances científicos, sino también en los temas económicos y sociales. Lo que más me preocupa es que se instale un modelo de trabajo y económico, donde el capital prima muchas veces sobre los derechos humanos más fundamentales, y donde el ser humano, con este sistema, vuelve al siglo XIX donde se encontraba alienado. Esta alienación hace referencia por la falta de un empleo, porque si tienes un empleo no siempre es digno, es decir que te permita vivir para dar de comer a tu familia, y sobre todo por el exceso de gasto a la hora del establecimiento de más tributos, es decir, una presión fiscal alta que no acaba de solucionar o ayudarnos a ver el horizonte.

Quiero creer, pero muchas teorías macro y microeconómicas se están cayendo a tierra, que la economía va a crecer y cambiar, pero no es del todo cierto, porque las nuevas tecnologías también han contribuido a reducir el mercado laboral. También, qué duda cabe, los errores de decisiones políticas que muchas veces su ponen un coste añadido a lo que contribuye o paga la ciudadanía.

No hay pues una varita mágica. Como diría el profeta de este siglo sabemos de dónde venimos, pero a duras penas sabemos a dónde vamos. Una cosa sí debería de estar clara: que no podemos anteponer la circulación de mercancías, servicios, o capitales, a la dignidad y a los derechos de cada ser humano. El ser humano no es una máquina, ni una mercadería que se puede o deba comprar o vender, entonces me pregunto: ¿Por qué muchos se empeñan en ver al hombre como un simple eslabón más o menos rentable de una cadena de producción? No podemos quitar al ser humano su sueño, y su razón de ser, su mismidad, y a la vez su capacidad de lucha y creatividad, a costa de cosificarlo en un balance de ratios y de beneficios hoy en crisis y también inciertos.

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