el niño con el pijama de rayas

La afamada novela del irlandés John Boyne 'El niño con el pijama de rayas' , de la que existe una versión cinematográfica, no deja de ser un hermoso alegato a la inocencia infantil frente a la amarga y engangrenada crueldad de los mayores. Ante el estupor del nauseabundo resurgimiento del nazismo en Europa, congratula observar como cada día más profesores de ESO encomiendan la lectura de esta novela a sus alumnos. Al concluir la misma, y sin mencionarlo en el texto, todos tienen claro que se desarrolla en el Holocausto, y la barbarie que conllevó.
Bruno, lejos de su casa de Berlín, ignorante de todo cuanto acontece a su alrededor, y el judío Shmuel, prisionero en un campo de concentración, son los dos niños protagonistas de la novela que entablan una noble amistad. Bruno es el hijo del alto mando nazi que controla la cerca alambrada que mantiene recluidos a los judíos antes de ser exterminados. Entre ellos se encuentra Shmuel, cuyo uniforme Bruno confunde con un pijama. Bruno añora la felicidad de Shmuel por poder jugar con otros niños y Shmuel echa de menos los alimentos que Bruno le proporciona. Frente a la coherencia del universo de los muchachos, nos encontramos a unos adultos que han encontrado en el odio su modus vivendi, la más perversa de todas las incoherencias.

Es una historia que nos obliga a ser niños de nuevo, para ellos va dirigida la obra, pero conscientes que nos podemos volver adultos en cualquier momento. El afán explorador de Bruno y para ayudar a Shmuel en la búsqueda de su padre que había desaparecido hacía unos días, le hace traspasar la alambrada. Una alambrada que algunos quieren volver a instalar, cargados de intolerancia y de xenofobia a sus espaldas. Episodios de terror pasados deben ser desterrados permaneciendo vivos en la memoria colectiva para que nunca vuelvan a repetirse.

La actual situación económica, la pérdida de ideales, el desempleo, el desencanto social, el descrédito de las instituciones y la falta de líderes convincentes, son caldo de cultivo para que broten estos fenómenos que atentan contra la esencia misma de la humanidad.

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