Es muy frecuente observar cómo se instala un andamio para obras de remodelación o reparación de la fachada de un edificio determinado.Estos andamiajes están soportados por un enjambre de pies derechos (pilares) que llevan casi encima de las zapatas de asiento un husillo de nivelación que se regula con una tuerca de aletas bastantes largas. Es fácil comprobar como a veces estas tuercas las dejan con las aletas perpendiculares al sentido del caminar de viandantes, y es fácil darse cuenta también con que facilidad se puede tropezar con ellas, careciendo de una protección de gomaespuma u otro material adecuado.
Pero quiero hacer mención además a otros peligros que se generan de la propia instalación. Con más frecuencia de lo habitual, y por ser las aceras estrechas, la hilera exterior de patas del tinglado no hay más remedio que colocarla a veces a más de 50 centímetros dentro del carril de rodadura de vehículos. Y aquí está el peligro, al ser fácil que cualquier vehículo, en una defectuosa o falsa maniobra, tope con uno o varios de estos pilares pudiendo producirse el derrumbe del andamio, dado que en el total de metros de verticalidad están como mucho sujetos a las paredes del edificio por unos simples tornillos de cono expandible; a veces ni eso. No quiero ni imaginarme las repercusiones del derrumbamiento de una de esas estructuras, y a quienes puede pillar debajo el amasijo de hierros sobre la calzada.
La calle predispone en sí, como es natural, una serie de posibilidades de percances accidentes, atropellos, etcétera, por el mero hecho de ruar por ellas. Entonces todas las precauciones tienen que ser pocas. Entiéndase lo expuesto como un riesgo añadido desde luego de algún modo evitable, primero siendo montadas estas estructuras por auténticos profesionales, segundo protegiendo con vallas, guarda raíles y otros sistemas, los pilares cuando están expuestos al fácil golpe de un vehículo al pasar; y tercero y lo mas importante, una estricta vigilancia municipal por parte de quienes autorizan la instalación.
No me gustaría tener que recordar algún día la fecha y contenido de esta nota.
La calle predispone en sí, como es natural, una serie de posibilidades de percances accidentes, atropellos, etcétera, por el mero hecho de ruar por ellas. Entonces todas las precauciones tienen que ser pocas. Entiéndase lo expuesto como un riesgo añadido desde luego de algún modo evitable, primero siendo montadas estas estructuras por auténticos profesionales, segundo protegiendo con vallas, guarda raíles y otros sistemas, los pilares cuando están expuestos al fácil golpe de un vehículo al pasar; y tercero y lo mas importante, una estricta vigilancia municipal por parte de quienes autorizan la instalación.
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