La compañaía 'El gato negro' representa en Buenos Aires 'Cabaré de caricia y puntapié'

La compañía teatral 'El gato negro' representará en Buenos Aires, durante el presente mes de enero, la obra 'Cabaré de caricia y puntapié'. Esta compañía obtuvo el Premio Max al mejor espectáculo musical en 2010.
Dirigido por Alberto Castrillo-Ferrer e interpretado por Carmen Barrantes y Jorge Usón, Cabaré es Boris Vian, un viaje a través del legado musical de un artista de culto en Francia a través de una fábula coral con 16 personajes.

Amor, violencia, humor y causticidad se dan la mano en esta coproducción del Centro Dramático de Aragón, que además cuenta en esta ocasión con la ayuda económica del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) y con el apoyo en la difusión de la Embajada de España en Argentina y del Centro de Cultura Española en Buenos Aires (CCEBA).

'Es una obra provocadora que sigue la estela de su fuente de inspiración, que fue el paradigma del desafío a las convenciones', resume Castrillo-Ferrer. No en vano, Boris Vian fue, en una existencia de apenas 50 años, músico, compositor, ingeniero, escritor o dramaturgo hasta convertirse en una figura imprescindible de la bohemia parisina del siglo XX.

Cabaré de caricia y puntapié es un espectáculo teatral y musical que tiene la osadía, la estética y el ritmo de los cabarets europeos a mediados del siglo pasado. Es un viaje al París de los años 40, a Saint Germain des Près y a Montmartre, al jazz, al tango y al rock'n roll, al amor, al humor y, sobre todo, a la más pura esencia del teatro.

Estrenada durante 2008 en Huesca y representada dos años después en Madrid, además de en otros muchos lugares de la geografía autonómica y estatal, la obra cruza ahora el océano Atlántico por primera vez para presentarse durante seis funciones (14, 15, 16, 21, 22 y 23 de enero de 2010) ante el público de la capital federal argentina, ciudad de consolidada tradición cultural y vasto panorama teatral.

De este modo, el Cabaré traslada las letras las canciones de Vian, quizá su faceta menos surrealista y más incisiva, a las tablas del Teatro El Cubo para mostrar a los espectadores porteños la dualidad amorosa de la caricia y el puntapié, de la cara y la cruz de las relaciones humanas.

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